En nuestra última visita a Brujas hacía tan buen tiempo y tan buena temperatura que decidimos subir al belfort ya que la vez anterior no pudimos debido al frío que hizo esos días y nos quedamos con las ganas. La verdad es que nos gustó mucho y merece la pena pero siempre y cuando el cielo esté despejado porque si no, te pierdes parte de la experiencia al no poder contemplar las preciosas vistas de la ciudad desde arriba.
Vista del Belfort desde el Markt
Esta torre tiene 83 metros de altura y es del siglo XIII. En 1999 fue declarada, junto con otros campanarios de Bélgica y Francia, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El aforo en este monumento está limitado a 50 personas a la vez y, para ello, tienen un contador en la entrada, justo al lado de la taquilla, que te facilita el acceso mediante una entrada tipo torno como las del metro: si salen dos, entran dos. Esto quiere decir que si hay bastante gente en la cola puede que tardes un rato en poder entrar.
Patio interior
Según vas accediendo a la parte alta vas recorriendo distintas salas musealizadas: la sala del tesoro, las campanas y el carillón. Hay cartelas en español por lo que podrás leer la información sin problema.
En la Sala del Tesoro se conservaba el sello de la ciudad, los documentos importantes, hacía las veces de caja fuerte, etc. También servía como lugar de reunión del consejo de la ciudad.
Sala del Tesoro
Sala con campanas
En cuanto al carillón, debes saber que tiene 47 campanas, fue realizado en 1748 y suena cada quince minutos una melodía diferente y este repertorio se cambia cada dos años. En unos carteles puedes ver qué melodía suena cada vez pero ten en cuenta que la melodía empieza a sonar antes del cuarto de hora ya que debe acabar justo a esa hora para el toque de campana. Por ejemplo, cuando fuimos nosotros sonaba: a "en punto" el Preludio en C de J.S. Bach, a "y cuarto" una canción inglesa, a "y media" One hand, one heart de West Side Story y "a menos cuarto" una melodía de Will Tura.
Carillón
Y arriba del todo y 366 escalones después recibes el premio de unas preciosas vistas de la ciudad. Al estar justo en la plaza ésta es la que peor se ve pero sí se puede admirar de fábula el resto de la ciudad, los tejados, las iglesias... Y, al ser tan llana, nada te perturba la vista.
Hay que decir que la subida es cansada y no es recomendable si sufres problemas físicos o de salud.
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