Lo último que pude visitar con Madrid Otra Mirada fue el Palacio de Linares y la verdad es que me alegré muchísimo de conseguir plaza para este palacio ya que tenía muchísimas ganas de conocerlo pero nunca me animaba a acercarme, al final siempre encontraba otros planes y, además, con Madrid Otra Mirada pude visitarlo de manera gratuita ahorrándome los ocho eurillos que vale la entrada. Sinceramente, no me importa pagar por la cultura, lo hago muy a menudo, pero si hay oportunidad de visitar algo gratis hay que aprovecharlo y más si, como en este caso, no te gusta nada la visita. No me interpretéis mal, el palacio es una verdadera maravilla, me encantó y os animo a visitarlo, pero la guía que nos tocó era pésima, hacía tiempo que no me encontraba con alguien así, contaba las cosas como sin ganas de vivir, sin emoción, como quien lee en un libro o recita algo de carrerilla, como quien está deseando que acabe pronto para irse a su casa y, la verdad, es que eso no motiva nada, espero que si lo visitas tengas más suerte que yo.
Las obras del palacio comenzaron en 1872 para albergar la residencia de los Marqueses de Linares aunque éstos no se mudaron hasta 1884. Los arquitectos fueron Carlos Colubí, Adolf Ombrecht y Manuel Aníbal Álvarez
La visita comienza por un vídeo introductorio breve (de unos 7 minutos) bastante interesante para después acceder al palacio en el que, por cierto, no se pueden hacer fotografías. Recomiendo la visualización del vídeo ya que es una introducción estupenda antes de visitarlo.
Algo que me llamó muchísimo la atención de este palacio es que en la entrada los adoquines son de madera para evitar el ruido de los cascos de los caballos. Algo de lo que no te das cuenta, o por lo menos yo no caí, hasta que no te lo dicen. Realmente curioso.
Puerta de entrada
Como anécdota también curiosa es que los marqueses encargaban la comida a diario al famoso restaurante Lhardy ya que se decía que el palacio no tenía cocina.
La visita al palacio propiamente dicho comenzó por esta entrada para después subir por la maravillosa escalera y recorrer las habitaciones, el salón de baile (sin sala para los músicos propiamente dicha ya que se colocaban en la galería tras uno de los lunetos que se retiraba para que pudiese oírse la música), la sala de billar, la sala de fumar o fumoir, los comedores y la capilla. Pudimos admirar el lujo de detalles en la decoración.
Capilla
Comedor de gala
Despacho del marqués
Escalera principal
Sala Manila o Sala Roja
Sala Rubén Darío
Salón de Baile Imágenes: www.casamerica.es
El jardín, que es de acceso libre, lo visitamos tras salir del edificio y ya por nuestra cuenta. En él se ubican las caballerizas y la Casa de Muñecas, actualmente también el restaurante y los aseos y merece la pena asomarse aunque es un lástima que la escalera esté tapada por la terraza del bar. Aquí sí se pueden hacer fotografías.
Casa de Muñecas
Escalera del jardín
Es una suerte que este edificio se salvara ya que estuvo a punto de ser destruido. Gracias a la asociación del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid se restauró y se ubicó aquí la Casa de América. Se quiso tirar abajo ya que estaba en un estado de abandono y ruina tal que tuvo que llevarse a cabo una gran restauración pero, gracias a eso, ahora se puede admirar en todo su esplendor para todo aquel que tenga interés además de acudir a las diferentes actividades de la Casa de América.
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